
Lo importante es saber quién va a enseñar y qué se va a enseñar. Pero mientras en Europa se debate sobre la relación entre libertad y desigualdad, en España se discute sobre la educación en valores y la inmersión lingüística.
La educación, como la seguridad o la sanidad, tiene carácter de derecho prioritario; no rige en ellos la distinción formalista entre inversión y gasto corriente. Tan importante es construir una escuela o un hospital como sufragar su funcionamiento. Por añadidura, invertir en educación es un requisito necesario no sólo para salir de la crisis, sino también para hacerlo de forma que estimule el cambio de modelo de crecimiento.
La contracción económica obligará a recortes; la buena política consistirá en elegir cuáles.
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