Dicen los paleontólogos que
los grandes dinosaurios herbívoros(Brontosaurus, Diplodocus,
Supesaurus…) tenían un cerebro tan pequeño que, cuando sufrían
una herida grave, tardaban varios minutos en enterarse y proseguían
como si nada -aunque estuvieran desangrándose-, pues sus
neurotransmisores y nervios tardaban mucho tiempo en procesar la
información del dolor. De eso se aprovechaban los carnívoros.
Nuestro sistema salido de la Transición es un gran dinosaurio que
está herido de muerte, sólo que sigue en pie, caminando torpemente,
porque aún no sabe que se está muriendo. «Cuando despertó, el
dinosaurio aún seguía allí», escribió Monterroso el más genial
microrrelato. Colijan conmigo que el tipo tuvo una pesadilla. Como
nosotros. Pudo haber funcionado, pero tenemos querencia a la piedra.
Nosotros despertaremos también, es obvio. Y el dinosaurio seguirá
ahí. Sólo que ya estará muerto, muerto del todo. Extinguido. El
problema es que no sabemos en qué especie evolucionará
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