
Escolares del colegio Mediterráneo que han participado en el proyecto
CÓRDOBA. El colegio Mediterráneo (Parque Figueroa) no puede ser considerado como un centro conflictivo. Pero ello no es razón para no implicarse en la mejora de la convivencia escolar entre alumnos, docentes y padres. Así lo explica Olga Ortiz, profesora del centro y una de las responsables del proyecto para el fomento de la convivencia escolar que ha obtenido una mención especial del jurado en el I Concurso Estatal de Buenas Prácticas para el Impulso y Desarrollo de la Convivencia en los Centros, convocado el Ministerio de Educación.
«La labor que estamos desarrollando es de Educación y prevención, no sólo en Primaria sino también para cuando nuestros alumnos pasen a Secundaria y para el resto de su vida», comenta Ortiz.
Creando hábitos de conducta
La dirección del centro, junto con las responsables del programa, la propia Ortiz, Aurora Santana y Teresa Ventura, prepararon el pasado lunes una puesta en práctica de la experiencia desarrollada en los dos últimos años en el centro para que este periódico pudiera comprobar de primera mano el trabajo que realizan los alumnos.
La primera parada del recorrido por las aulas del centro es la clase de los alumnos de cuatro años de Infantil. Su profesora, María del Valle Arroyo, explica la rutina que siguen para crear hábitos en los pequeños y que incluye cada día, a primera hora, un repaso de las normas. «¿Qué quiere decir esto?», pregunta la maestra señalando un dibujo colocado en un corcho junto a otras imágenes. «Que no se tira del pelo», responden los escolares de 4 años.
Mientras, en la clase de primero de Primaria B, los alumnos de seis años asisten al taller de habilidades sociales. Sentados en corro en el centro de la clase, la profesora, Olga Ortiz, dirige un juego para ejercitar el hábito de pensar antes de hablar. El objetivo se logra mediante las adivinanzas. Sólo uno, el que ha meditado más tiempo, descifra el primer acertijo: «maleta». Y de ahí, al aula de tercero de Primaria A, donde los alumnos trabajan la inteligencia emocional dirigidos por Teresa Ventura.
Partiendo de la palabra antipatía, los escolares deben enumerar sentimientos positivos y negativos. En el primer grupo citan alegría, amor y cariño. En el segundo: tristeza, odio y envidia.
Llega el último punto del trayecto, la asamblea de delegados escolares a la que asisten los representantes de los alumnos, desde 1º a 6º de Primaria. Están debatiendo propuestas para la fiesta de Navidad que celebra el colegio. Además de fomentar la participación de los alumnos en la vida del centro, esta sesión les enseña a respetar el turno de palabra y a escuchar a los compañeros.
Esta visita al trabajo diario por la convivencia que realizan en el colegio resume los pilares sobre los que se asienta este proyecto, en el que el centro empezó a trabajar en 2003 cuando entró en el programa «Escuela: espacio de paz».
Además de talleres como el de habilidades sociales o inteligencia emocional, al que todos los alumnos asisten una vez por semana, o el sistema asambleario, con una reunión semanal en cada clase y una semanal de todos los delegados, el centro ha estado trabajando estos años en la mediación informal, participada sólo por alumnos, desde los de 6 a 12 años.
Proyectos de mediación
«Es un protocolo reducido y sencillo. Si hay dos partes enfrentadas se le pregunta a una y otra qué ha pasado y se intenta llegar a un acuerdo», comenta Ortiz, que apunta a estas medidas para solucionar los conflictos de forma positiva, huyendo de la sanción salvo en el caso que ésta sea necesaria. «No obstante, entendemos el conflicto como algo inevitable, que forma parte del aprendizaje de los alumnos», añade.
El colegio va a hacer un programa de mediación formal que involucre a toda la comunidad educativa. La actividad del Mediterráneo desembocará en un proyecto de barrio, que implicará al IES López Neyra y al colegio Tirso de Molina.

FUENTE: ABC CORDOBA
No hay comentarios:
Publicar un comentario